Gran celebración
del 50 aniversario de la llegada a Roma del Camino Neocatecumenal
Ángel
Rafael Martínez Alarcón
El
mayo europeo de 1968, cambio la historia
de la humanidad, por la rebeldía de los jóvenes que dieron un grito de libertad
en muchos países. Dos jóvenes españoles: Kiko
Argüello y Carmen Hernández, y
dos años tarde se integra el joven sacerdote italiano Mario Pezzi, irrumpen en Roma, en corazón de la sede de la Iglesia
Católica Apostólica y Romana. Para presentar la experiencia religioso de las
comunidades del Camino Neocatecumenal que se habían fundado en 1964, en la
ciudad de Madrid. Eran los años en que la Iglesia trabajaba en el Concilio
Vaticano II, iniciado por San Juan XXIII
y cerrado por San Pablo VI.
Llegar a
Roma, era la confirmación que la Iglesia estaba
esperando la renovación para los
nuevos tiempos.
El sábado cinco de mayo del presente año, en
Tor-Vergata, a las afueras de la ciudad de Roma, se dieron cita peregrinos de
135 naciones, donde hay comunidades del Camino. Su Santidad Francisco, presidió el encuentro
internacional para celebrar tan importante fecha jubilar. Con la asistencia de
más de 150 mil miembros del Camino de todo el mundo. Esta semana que termina todos los caminos
conducían a Roma. En el marco de esta
gran celebración el Vicario de Cristo, estuvo acompañado por cardenales y
obispos de todo el mundo que acompañaron a los peregrinos para tan importante
celebración. Los anfitriones: Kiko Argüello,
Mario Pezzi y Ascensión Romero, responsables internacionales del Camino.
El Papa Francisco, hizo el envió a
la missión ad gentes, la nueva evangelización, enviando
a familias del Camino, con un sacerdotes, a vivir la fe católica, ahí donde
hace falta evangelizar. Fueron enviados
a todas partes del mundo. En caso particular de Xalapa, una familia
numerosa de nuestra ciudad es enviada a
la ciudad de Monterrey para vivir su fe, formada por Daniel y Flor.
Hoy las Comunidades del Camino
Neocatecumanal están presentes en 135 naciones del mundo, en todos los
continentes, en 21,300 comunidades, en 6,270
parroquias. Asi también un número de seminarios misioneros por todo el mundo
están abiertos al servicio de la Iglesia.
La historia comienza en Madrid, en
el barrio periférico de Vallecas, eran los años del esplendor de la dictadura
nacional-católica de Francisco Franco, cuando dos jóvenes empiezan a experimentar el
amor de Dios en sus vidas, él exitoso pintor y ella química. En medio de un
barrio de marginado, con pobres y
gitanos empiezan a redescubrir el evangelio de Cristo, fundado pequeñas comunidades para vivir la fe. Hubo toda clase de persecución hacia ellos,
eran los tiempos de los grandes cambios al interior de la Iglesia, el Concilio
Vaticano II, estaba también naciendo. 4
años tardes llegaban a Italia; ahí en noviembre de 1968, se dictan las primeras
catequesis, en la Parroquia de Martires Canadienses. Desde Roma se empezó extender la experiencia a todo
el mundo. En el caso concreto de México, el Padre.
Alberto Zamora Salicrup, conoce el Camino, y lograr traerlo a México,
y fue justamente la ciudad de Xalapa, donde se fundaron las primeras
comunidades, gracias al obispos Emilio Abascal y Salmeron, Sergio Obeso
Rivera, sacerdote José
B. Zilli, es justamente en 1974, y desde Xalapa se inicio también la
evangelización, como en 1519.
Los Papas desde Pablo VI, Juan Pablo I, Juan
Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, cada uno
se ha manifestado a favor del trabajo realizado por las comunidades,
cabe señalar que también se están cumpliendo 10 año de la apropiación de los
Estatutos para el Camino, todo una garantía jurídica. En la mañana del cinco de
mayo, sus Santidad Francisco, dicho: Me alegra encontraros y decir hoy con
vosotros: ¡gracias! Gracias a Dios, y también a vosotros, sobre todo a aquellos que han hecho un largo viaje para
estar aquí. Gracias por el "sí" que habéis dicho, por haber acogido
la llamada del Señor a vivir el Evangelio y a evangelizar. Y unas gracias muy
grandes también a quien comenzó el Camino
Neocatecumenal hace cincuenta años.
Cincuenta es un número importante en la
Escritura: en el quincuagésimo día, el Espíritu del Resucitado descendió sobre
los Apóstoles y manifestó al mundo la Iglesia. Todavía antes, Dios había
bendecido el quincuagésimo año: "El quincuagésimo año será para vosotros
un jubileo" (Lv 25,11). Un año santo, en el que el pueblo elegido habría
visto nuevos hechos, como la liberación y el regreso a casa de los oprimidos:
"Proclamaréis la liberación en la tierra para todos sus habitantes –había
dicho el Señor- [...] Cada uno de ustedes regresará a su propiedad y a su
familia "(v. 10). He aquí, después de cincuenta años del Camino, sería
hermoso que cada uno de vosotros dijera: "Gracias, Señor, porque realmente
me has liberado; porque en la Iglesia he encontrado a mi familia; porque en tu
Bautismo las cosas viejas han pasado y
saboreo una vida nueva (véase 2 Cor 5, 17); porque a través del Camino me has
indicado el sendero para descubrir tu tierno amor de Padre”.
Queridos hermanos y hermanas, al final
cantaréis el "Te Deum de acción de gracias por el amor y la fidelidad de
Dios". Es muy hermoso: dar gracias a Dios por su amor y por su fidelidad.
A menudo le damos gracias por sus dones,
por lo que nos da, y está bien hacerlo. Pero es todavía mejor darle gracias por
lo que es, porque es el Dios fiel en el amor. Su bondad no depende de nosotros.
Hagamos lo que hagamos, Dios sigue amándonos fielmente. Esta es la fuente de
nuestra confianza, el gran consuelo de la vida. Así que, ¡valor, no os
entristezcáis nunca! Y cuando las nubes de los problemas parezcan adensarse
sobre vuestras jornadas, recordad que el amor fiel de Dios resplandece siempre,
como el sol que no se pone. Acordaos de su bien, más fuerte que cualquier mal,
y el dulce recuerdo del amor de Dios os ayudará en cada angustia. Cfr. http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2018/05/05/cat.html
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