Celebrando la vida con los muertos de mi felicidad

 Celebrando la vida con los muertos de mi felicidad

Ángel Rafael Martínez Alarcón

La presente celebración de todos los Santos y los fieles difuntos del 2023, no las quería esperar ni mucho celebrar, luego de los dolorosos acontecimientos de los fallecimientos muy cercanos en la familia. Dos en abril y otro julio. Amén de los amigos que han fallecidos en el transcurso del presente año. 

De mi infancia, esta celebración se celebramos en Altotonga, iniciando la visita en la Panteon municipal, para poner las coronas y flores a los antepasados que ahí reposan sus restos, luego visitar a la tumba del matrimonio de los Nader Castañeda. Saliendo nos trasladamos a la calle de Valentín Gómez Faria, número 35, donde vivía la mama Rosita Castañeda, ya una anciana de piel morena y con todos sus rasgos indígenas. Luego fuimos alternando la celebración en Cerro Gordo, Veracruz.



Rosa Castañeda, desde agosto preparaba los animales que se servirían para todosantos, es decir que los animales del corral recibían una alimentación especial. su mantelería más blanca que la nieva. Su altar con los 9 niveles, flores blancas, moco de pavo, veladoras, la imagen religiosa, la sal y el agua.

Y la magia de todos los alimentos preparados, mole, tamales, arroz, pan, el piche ( un maíz de pozole bañado de mole, con carne de cardo) Eso eran un banquete celestial. Ahí nos reuníamos con los Nader Castañeda y sus familias, todos ellos residente en el antiguo distrito federal, Así  Fidelito, mis padrinos David y Margarita,  Guadalupe, Román, Alejandro, Anita, y nosotros que viajamos de Xalapa. Sin olvidar la presencia del tío Perfecto Bello Zamora,  y hoy sólo recuerdos de una infancia perdida, y el eco de esas horas en Altotonga,  al caer la noche, empezaban a llegar el intercambio de las ofrendas, las enviadas por Finita Villa Sánchez, Finita Cabañas, David Bello, y por citar. Esa ofrenda duraba todo el mes. Y por ser ofrenda de todo santo, todo se tenía que consumir.

En estos meses de reflexionar sobre mi primer encuentro del dolor que produce el fallecimiento de familiares, amigos, maestros, compañeros y conocido. Espero hacer un pequeño acercamiento de mi impacto. Los primeros fueros hace unos 50 años de don Simón Marín,  Luis  junto con esposa Carmelita García,  vecinos. En marzo de 1975, el fallecimiento del Gral. Rafael Ávila Camacho, como niño impactado por su entierro en Teziutlán. En enero de 1979, la muerte de la tía Guadalupe Nader Castañeda. En 1980, la repentina muerte del tío Severino Bello. En septiembre  fallecía el tio Ernesto Bello, 30 de septiembre del 1982, y nueve días después, el 10 de octubre, fallecía mi madre Felicitas Bello Alvarado (1907-1982)  mi primera orfandad en mi vida. El 26 de diciembre fallecía la tia Rosa Castañeda, su sepultura muy rulfiana, sepultada a las seis de la tarde, con un lluvia y neblina hasta el suelo. En el verano de 1983, también moría don Emilio de Leo, quien marco muy infancia. Clara Sánchez, mi catequista quien murió el agosto de 1984, dando el testimonio del amor de Dios en su vida. En mayo de 1986, Moria tío Severiano Bello, lejos de la tierra que lo vio nacer, en los límites con Oaxaca. En enero de 1987, el primo José Lendechy Bello, una muerte inesperada como dolorosa. En diciembre de ese mismo año Flavio Rosas Molina, mi primer responsable de mi comunidad religioso. El 14 de febrero de 1992, el tío José Lendechy López, y un menos de un mes el 9 de marzo, también una manera inesperada fallecía mi hermano Ignacio Eleuterio (1974-1992), con tan sólo 17 años.  En enero de 1993, dejó de existir Sergio Galindo Márquez,  y meses más tarde don Librado Basilio Juárez. El 23 de marzo de 1994, Moria la tía Esperanza Bello, en Altotonga, en el mismo día del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta(1950-1994) En abril fallecía mi padrino Guillermo Landa.  El cinco de enero de 1996, el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán, de quien fui su último becario en el Ciesa-Golfo, y dos meses más tarde don Rafael Arriola Molina,  fundador del PRI en 1929, el último de los políticos revolucionarios.. En el verano de 1998, murió la tía Soledad Rojas Bello. Así terminaba el siglo XX, dejando en el olvido a muchos seres querido que no recuerdo sus fechas. En el otoño de 1999, fallecía en Puebla, el catequista itinerante Rafael Rodríguez, lo acompañe a su funeral en Madrid.

Ya en el presente siglo XXI, se suman un número importante de muertes que ha marcado mi vida. En mi peregrinar en las comunidades del Camino Neocatecumenal de la Iglesia Católica Apostólica Romana, he aprendido a darle sentido a la muerte. Es muy larga la lista de los hermanos del camino que ha asistido a sus honras fúnebres, con la esperanza de la vida eterna. 

En septiembre de 2006, después de salir de una reunión el presidente electo de México, Felipe Calderón Hinojosa, recibía la noticia de la muerte de mi mentor universitario y vecino Francisco Córdoba Olivares, mi maestro durante los 8 semestres de la carrera en Historia, pero mi maestro de vida; un extraño día de la euforia de ser parte de un proyecto de nación, al dolor de la muerto de tu mentor.

En julio de 2010, el pintor y fundador de la carrera de naturopatía  Jorge Martínez Ruiz,  amigo, vecino, quien décadas atrás me había solicitado que diera fe de su muerte, unos 40 años atrás, y lo cumplió.

En la ciudad de Roma, el 22 de octubre del 2012, retornaba al Padre, el presbítero Alberto Zamora Salicurp, fundador del Camino en México en diciembre de 1974. En junio de 2013, el sacerdote y cantante Pedro Leal Lemus. En abril de 2014, pasaba al padre el sacerdote Abelardo Torres Melena, quien muchos años fuera mi guía espiritual. 

En abril de 2015, dejaron de existir los corazones en mismo día de Abel Torres, Guillermo Zúñiga Martínez, el primero un hermano mayor en la fe, y segundo líder que siempre recibir su apoyo en lo educativo. El joven pintor Emmanuel Cruz Muñoz, por un accidente dejó de existir.  En noviembre de 2016, el Dr. José B Zilli, primer párroco de la Iglesia del Calvario, quien me dio la primera comunión, un pastor que siempre estuvo pendiente de mi formación espiritual y académica. 1 de noviembre del 2016, dejó latir el corazón de Emma Ramírez Márquez, quien eligió vivir en Veracruz, en su edad adulta. El 31 de agosto de 2017, dejó de latir el corazón del maestro Octavio García Mundo,compañero y maestro en la Facultad de Historia.

Con la pandemia del Covid 19, un gran número de amigos fallecieron, con el dolor de no poder acompañarlo en los rituales del funeral. Mis cuentas se acercan a más de 50 amigos que la pandemia le quito la vida. En agosto de 2019, paso a la vida eterna, el tercer arzobispo de Xalapa, Sergio Obeso Rivera,  cardenal, hoy más que nunca extraño sus sabios consejos.

 En el año 2020,  fue un año muy duro por la lista de los fallecidos, desde mi compañero de carrera, Felipe Ernesto Viveros Lascano,  49 años de vida,  Lizt Iliana Jons Garcia, compañera del instituto de Intercambio Cultural México URSS.  En marzo de ese año, el médico, Reynaldo Guerrero. 22 de abril  dejó de existir María Martínez Alarcón.

Rabino Mijael García, 6 de Iyyar 5725- 11 de sivan de 5780, Lic. y Cp. Ildefonso Amaro Lagunes, 1932-2020. Álvaro Fernández Ávila, 1933-2020, Álvaro Fernández Ávila, 1933-2020. Dr. Jesús Jiménez Castillo. Ernesto Pensado Cruz, 1931-2020. Francisco Uscanga Laria, (1940-2020) Ernesto Gerardo Fernández Panes, 1947-2021.Marco Alfredo Amezcua Tejada, 1954-2021. Guillermo Ceballos Godos, 1974-2021. Sacerdote itinerante. Monseñor Hipólito Reyes Larios, (1946-2021). Teodoro Couttolenc Molina, 1938-2022. Javier Ortiz Aguilar, 1941-2022

El presente año, falleció mi madre Rosa Rios, he experimentdo el mas grade de los dolores en mi vida, a pesar  de formación en la fe en la vida eterna. Tres dias mas tarde la prima Adelita Rios Mortera. En julio mi cuñado, Agustín Ruiz Palomares. el 7 de mayo, el doctor Félix Baez- Jorge.

Debo aclarar que es muy grande la lista, pero escribí las presentes lineas sólo la memorial.  Hoy estoy convencido que celebramos la vida de nuestros familiarez y amigos que cohabitamos en algun momento de la vida.

 

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